¿A QUÉ SE ENFRENTA TWITTER CON LA SALIDA DE JACK DORSEY DE LA DIRECCIÓN DE LA EMPRESA?

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Parag Agrawal, hombre de confianza del cofundador, tendrá que intentar recortar distancias con las redes sociales de la competencia y terminar de desarrollar el plan de la compañía para descentralizar la plataforma y que el internauta tenga más poder sobre el contenido que consume
«Amo Twitter». Con este críptico mensaje, Jack Dorsey comenzó a preparar el terreno el domingo antes de que ayer, lunes, anunciase su decisión de abandonar la dirección de la red social que ayudó a crear en 2006. No es la primera vez que el genio de la informática, de 45 años, aspecto casual y mente inquieta, deja el puesto. Ya se vio forzado a hacer lo mismo en 2008 para, finalmente, regresar al cargo en 2015 y permanecer ahí hasta la fecha.

El controvertido desarrollador, que igual convierte su primer tuit en NFT y lo vende por 2,9 millones de dólares, que se dedica a realizar encuestas en su perfil mientras declara ante congresistas de Estados Unidos, ha sido sucedido al frente de la plataforma por el informático de origen indio Parag Agrawal, que, ayer, en un mensaje a través de su cuenta de Twitter, se mostraba agradecido por la oportunidad.
Y, especialmente, con Dorsey.

Como ocurre con Facebook, Twitter no es una de las herramientas más queridas por los congresistas de EE.UU.; siempre preocupados por el enorme poder, influencia y capacidad de división de las redes sociales. La plataforma también ha tomado medidas que han sido valoradas como desafortunadas por muchos representantes, especialmente por los conservadores. Una de las más polémicas fue el cierre de la cuenta del expresidente Donald Trump, después del asalto al Capitolio de Estados Unidos del 6 de enero, por incitar a la violencia. Sin embargo, al contrario que buena parte del resto de espacios similares, el sitio no tomó acciones directas contra los perfiles de los líderes talibanes tras la toma de Kabul el pasado agosto. Se limitó a controlar que no violasen las normas de uso.

El nuevo director ejecutivo de Twitter, además, tendrá mucho trabajo por delante si quiere reverdecer los laureles de una plataforma que, de acuerdo con los expertos en marketing y medios digitales, y las cifras frías, está muy lejos de sus principales competidores. Tanto en presencia como en influencia. De acuerdo con el informe Digital 2021 lanzado por la firma de analítica Hootsuite en la pasada primavera, la ‘app’ del pajarito -que ha tenido un crecimiento bastante plano durante los últimos años- figura como la decimosexta plataforma social más empleada con 353 millones de usuarios mensuales. Muy (pero que muy) lejos de Facebook, que actualmente acumula entre todas sus herramientas 3.580 millones de internautas. TikTok, herramienta que despegó mucho más tarde, tiene actualmente 1.000 millones, de acuerdo con datos proporcionados por la ‘app’ de vídeos musicales.

Como el resto, Twitter ha intentado desarrollar herramientas que permitan que la plataforma crezca. Más allá de Bluesky, que se encuentra en desarrollo y sin fecha prevista de lanzamiento, la red social ha encadenado aciertos con caídas estruendosas. El pasado verano, anunció la retirada de ‘Fleets’, servicio similar a las ‘stories’ de Instagram, apenas unos meses después de su lanzamiento. Recientemente, ha añadido funcionalidades de ‘podcasting’ en vivo y la posibilidad de mandar pagos a creadores de contenido. Se trata de una técnica para captar talento. Es decir, perfiles que sean capaces de arrastar al usuario a la plataforma. Con todo, los expertos tienen dudas de que sea suficiente para devolverle lustre a la aplicación.

«Twitter, en concreto, ya no es una herramienta tan influyente como lo fue hace unos años. Ha perdido relevancia en beneficio de otras plataformas, como Instagram», explicaba recientemente a este periódico Pablo Herreros, experto independiente en marketing y redes sociales. Y si Herreros no mostraba mucha fe en los últimos movimientos de la plataforma, Marisa Oliver, directora de la empresa de representación de ‘influencers’ Hamelin, tampoco lo tiene claro: «Nunca ha sido rentable a nivel de ‘startup’, entiendo que quiera subirse al carro de la monetización».