LA TECNOLOGÍA, EL ARMA PARA SUPERAR LA CRISIS

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La tecnología, el arma para superar la crisis
«Empezamos por el teletrabajo, pasamos por la industria, la movilidad, la salud, la energía, las telecomunicaciones y hemos acabado en la enseñanza. Son solo un pequeño ejemplo de actividades que están y seguirán transformando el mundo y cuyo avance no sería posible sin la tecnología»

Quienes me conocen un poco me habrán oído decir en multitud de ocasiones que la tecnología transforma el mundo. Es un mantra que repito con frecuencia a todo aquel que quiera escucharme, porque, realmente, estoy convencido de que es así.

Díganme, si no, cómo hubiéramos afrontado, por ejemplo, la crisis provocada por la pandemia de Covid-19. Es cierto que, según datos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, hasta principios de mayo se habían destruido en España un millón de empleos y había 3,4 millones de trabajadores afectados por un ERTE, una tragedia social y económica en toda regla.

Pero imagínense qué hubiera ocurrido si este virus hubiera aparecido hace 30 o 50 años. En estos momentos, el 80% de las empresas han continuado su actividad aumentando el teletrabajo según un informe publicado a mediados de mayo por el Banco de España, en el que también se estima que un 30,6% de la actividad laboral en nuestro país podría realizarse a distancia, un 22,3% más que hasta la llegada del virus.

Evidentemente, lo anterior sería imposible sin los avances tecnológicos y la tragedia para la economía hubiera sido mucho mayor. En los primeros días, e incluso semanas, se produjo cierto desconcierto, pero rápidamente nos adaptamos a realizar las reuniones a través de videoconferencias y lo mismo ocurrió con los eventos presenciales, que transformamos en webinars, talleres online, etc. Un paso de gigante en todo lo que significa aprovechar la potencialidad digital que no se hubiera producido con esta rapidez de no habernos visto obligados por las circunstancias. Sin duda, también un aprendizaje para algunas empresas, reacias a la hora de aplicar soluciones innovadoras que supongan un cambio en su forma de operar.

Pero esto es solo un ejemplo de lo que la tecnología aporta a nuestras vidas. Existe la tendencia a relacionarla solo con los ordenadores portátiles, o los teléfonos móviles y tablets, dispositivos que facilitan esa necesidad tan humana de comunicarse y de la que hemos sido, si cabe, aún más conscientes estos días.

Pero reconociendo el papel clave de estos dispositivos y su amplio y positivo impacto, son muchos más los sectores en los que la tecnología ha intervenido e interviene para mejorar nuestra existencia. Sin ella, no sería posible disponer de energía para tener luz artificial, cocinar o hacer funcionar los numerosos aparatos de que dispone cualquier hogar del mundo desarrollado.

Tampoco existirían las infraestructuras ni los medios de transporte, ya sean terrestres, aéreos o marítimos, que nos permiten llegar en apenas unas horas a lugares situados a miles de kilómetros de distancia, ni prever las condiciones meteorológicas en que se van a desarrollar esos viajes. ¡Y qué decir de su aportación a la medicina y la industria farmacéutica! No se fabricarían, por poner un ejemplo cercano, esos respiradores que tantas vidas han salvado en las UCI,s de los hospitales de todo el mundo. Ni siquiera hubiéramos podido estar informados al minuto de la evolución de la enfermedad.

Además, y abordando otra vertiente de máxima actualidad, es la tecnología la que está ayudando a la industria relacionada con las anteriores actividades a producir de forma más sostenible, es decir, menos contaminante y más respetuosa con el medio ambiente, lo que beneficia, en última instancia, a nuestra salud. Todo ello, logrando más eficiencia e importantes ahorros económicos en los procesos. Y estoy seguro de que va a ser, precisamente la tecnología, uno de los pilares en los que se sustentará la salida de esta crisis.

Solo el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), la solución española para llevar a buen término la transición ecológica, y el European Green New Deal, la europea, aportarán miles de millones de euros durante la próxima década para conseguir la descarbonización y una mayor presencia de las energías renovables en la generación eléctrica, además de la búsqueda de mayor eficiencia. Algo que solo se conseguirá a través de la innovación tecnológica y que generará miles de puestos de trabajo.

Y si ponemos el foco en las telecomunicaciones, el desarrollo de las capacidades del 5G, así como la extensión e implantación de sus redes, generará nuevas áreas de trabajo y nuevos modelos de negocio, relacionados, por ejemplo, con las comunicaciones holográficas, redes multisensónicas (con bajísima latencia) o los servicios o sistemas con necesidades de tiempo estricto. También este será un importante nicho de empleos de carácter tecnológico.

Para conseguir el éxito y poder aprovechar esas oportunidades que ofrece el desarrollo tecnológico, cumple un papel fundamental el sistema educativo, pues ¿de qué nos sirve generar miles de puestos de trabajo que no vamos a poder cubrir por falta de perfiles adecuados? Urge ya que tenga mayor presencia en los planes de estudios la formación científica y tecnológica, y esta época de cambios y de incertidumbre, que también está obligando a la educación a reinventarse, puede ser una buena ocasión.

Es momento de construir lo que queramos vivir. Y ¡qué mejor oportunidad para hacerlo desde los primeros niveles de la enseñanza! Los candidatos con este tipo de formación son los más demandados por todo tipo de empresas en estos momentos, y lo serán aún más en un futuro próximo.

Empezamos por el teletrabajo, pasamos por la industria, la movilidad, la salud, la energía, las telecomunicaciones y hemos acabado en la enseñanza. Son solo un pequeño ejemplo de actividades que están y seguirán transformando el mundo y cuyo avance no sería posible sin la tecnología.
Fuente:https://www.abc.es