No necesita filtros, porque es tan mágico como aparenta. Quizá por eso está protegido desde 1971, es Monumento Nacional de Croacia.
Llamado así por su forma de ojo azul y turquesa es la fuente del río más largo de Dalmacia, el Cetina. Este río nace de tres manantiales principales: el Vukovic, el Batic y el mágico manantial de Glavas, nombre oficial de El Ojo de la Tierra.
Tiene aproximadamente ciento cinco metros de largo y desemboca en el mar Adriático, en el antiguo puerto pirata de Omi.
En Croacia consideran a este río como la fuente de agua más limpia y abundante del país, y no es para menos porque fluye como un elixir entre el turquesa y el verde esmeralda, al pie del Dinara, el monte más alto de Croacia con sus 1837 metros sobre el nivel del mar y casi ya en la frontera entre Croacia, Bosnia y Herzegovina.
El Ojo de la Tierra visto desde arriba parece el globo ocular de un dragón y, sobre todo, un milagro de la naturaleza. Un agujero muy profundo, que ves como penetra en las entrañas de la tierra y que es muy difícil conocer su profundidad exacta, de hecho, algunos buzos han conseguido sumergirse hasta los ciento quince metros; pero no han tocado fondo.
Tampoco es de extrañar si tenemos en cuenta que la temperatura del agua es gélida, se estima entre 4 y 8 grados centígrados. Y es tan fría y tan clara porque es un manantial kárstico, es decir, una fuente de donde brota agua subterránea de lo más profundo de la tierra y esa agua es muy fría.
A pesar de la temperatura, siempre hay valientes que se atreven a meterse en este prístino lago, que solo mide treinta y tres metros de lado a lado, ya que está permitido el baño