Crónica del Primer Viaje Público del Tren Maya: Problemas y Desilusión en su Inauguración

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Durante el primer viaje abierto al público del Tren Maya, una pareja de novios con playera y gorra del tren optó por dormir en sus asientos color turquesa. El viaje, que partió de Cancún hacia Campeche a las siete de la mañana, tuvo un giro inesperado cuando, cuatro horas después, la pareja decidió arrepentirse, bajarse y abordar el tren de regreso, que se encontraba detenido en Mérida, a la espera del otro tren.

El viaje estuvo marcado por problemas, lentitud y horas de fastidio debido a su precipitada inauguración, según revela una crónica publicada en Reforma. Dentro de los vagones, los pasajeros, acalorados, aburridos y desesperados, pasaron el tiempo dormidos, mirando el monótono paisaje o estirando las piernas en los pasillos, mientras el tren avanzaba lentamente.

A pesar de la polémica en torno a su construcción sin los permisos ambientales y el escándalo por su costo, que superó significativamente el presupuesto inicial, el primer recorrido público del Tren Maya, de Campeche a Cancún, fue decepcionante. Con una velocidad promedio de 89 kilómetros por hora que a veces bajaba a 29, resultó más lento que los autobuses que transitaban por la autopista.

“¡Aquí nos vamos a quedar hasta Navidad!”, exclamó la promotora de una agenda turística que se había quejado por los asientos no reclinables.

La falta de comida y bebida también fue motivo de malestar entre los pasajeros. Después de cinco horas de viaje, los combos de baguettes, café con leche, cervezas, mazapanes y agua se habían agotado. Además, los baños presentaban problemas, con el baño para personas con discapacidad descompuesto y agua derramada en los lavabos.

El viaje, que se esperaba emocionante y rápido, se convirtió en una experiencia monótona y tediosa a medida que el tren avanzaba por la selva cortada en dos. A pesar de las expectativas iniciales, el trayecto resultó poco atractivo para los pasajeros.

La estación de San Francisco en Campeche, donde el Presidente había inaugurado el primer tramo, estaba cerrada cuando los pasajeros llegaron antes de las seis de la mañana. La falta de terminación de las estaciones intermedias obligó al tren a realizar un recorrido directo sin paradas, lo que aumentó la sensación de incompletitud y desorganización.

Después de múltiples pausas y retrasos, el tren finalmente llegó a Cancún nueve horas y 28 minutos después de su salida, dejando a los pasajeros con una sensación de desilusión y frustración.

A pesar de las promesas de mejora en el servicio, la realidad del primer viaje público del Tren Maya estuvo muy lejos de las expectativas creadas en torno a este proyecto.