Hubo una época en la que un ingeniero necesitaba ideas alocadas, unas pocas herramientas y un garaje grande para hacer auténticas locuras. Y ese fue el momento en el que nació el Brutus BMW V12 de… 46 litros de cubicaje.
En los albores del siglo XX, BMW no fabricaba coches deportivos. Eran expertos ingenieros, pero de aviación. Y a finales de la década de 1920 nació el motor BMW VI de 12 cilindros, que se usó de forma masiva a nivel militar. No solo de Alemania, sino bajo licencia en la Unión Soviética (llamado Mikulin M-17) y en Japón de la mano de Kawasaki (Kawasaki Ha-9).
Los bombarderos Dornier, Heinkel o Junkers (este último de pasajeros) rugieron en los cielos de Europa con aquel bloque V12 carburación de hasta 750 CV de potencia. Y al acabar la guerra, la desmilitarización de Alemania devolvió un motor a BMW. Y en alguna reunión de ingenieros aburridos y con ganas de diversión, lo convirtieron en un “coche deportivo”.
BMW creyó que era una fantástica idea coger un chasis American-LaFrance de 1908 (una de esas marcas que pasaron por el mundo sin pena ni gloria) y acoplarle semejante gigante en su largo capó. Más largo que el horizonte para el piloto, probablemente. Y lo llamaron Brutus.
¿Que cuánta gasolina consumía? Pues 1.306 litros a los 100 kilómetros. Y no, no es una broma. De hecho, recorría unos 70 metros por cada litro de gasolina que quemaba en los cilindros. El orgullo de la agenda 2030 y los ecologistas, porque expulsaba 28.000 g/km de CO2. Perfecto para una etiqueta Cero y rumbo a Madrid Central.
En total, el motor refrigerado por agua podía producir hasta 750 CV a 1.700 rpm con un torque despiadado y contó con un peso de 2.537 kg. De hecho, Jeremy Clarkson pudo conducirlo hace unos años y aseguró que era como “hacer un crucigrama mientras te devora un tigre”.
Un bólido muy curioso y que recuerda a una historia similar en Reino Unido: la del Bentley Meteor. Con un motor Rolls-Royce Meteor V12 de 27 litros que usaron aviones como el caza de combate británico Spitfire o los bombarderos Lancaster. Capaz de generar más de 850 CV de potencia. En el caso de aquel Bentley, para llegar hasta los 258 km/h con un depósito de 400 litros…