INYECTAR NO ES SOLO PINCHAR, EL ÁNGULO CORRECTO PUEDE SER LA DIFERENCIA ENTRE HACERLO BIEN O CAUSAR D4Ñ0.

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Administrar una inyección es mucho más que introducir una aguja. Cada tipo de aplicación tiene una técnica precisa, y el ángulo de inserción es fundamental para asegurar que el medicamento llegue a la capa adecuada del cuerpo, se absorba correctamente y no cause molestias innecesarias.

Aquí te explicamos cómo se ve y por qué si importa:

*Intramuscular (IM) – 90°

La aguja se introduce perpendicular a la piel, penetrando hasta el músculo. Este tipo de inyección se usa para medicamentos que requieren una absorción rápida, como algunas vacunas o antibióticos. Se aplica en zonas como el deltoides, el glúteo o el vasto lateral del muslo.

*Subcutánea (SC) – 45°

La aguja penetra en el tejido adiposo justo bajo la piel, permitiendo una absorción más lenta y sostenida. Es ideal para medicamentos como la insulina o algunos anticoagulantes. Las zonas comunes son el abdomen, los brazos y los muslos.

*Endovenosa (EV) – 25°

Se dirige directamente a una vena, lo que permite que el medicamento actúe de forma inmediata. El ángulo es menor para no atravesar la vena y asegurar un acceso controlado. Este método es usado en situaciones de urgencia o tratamientos intravenosos prolongados.

*Intradérmica (ID) – 10 a 15°

La aguja se introduce apenas bajo la capa superficial de la piel, dejando un pequeño habón o burbuja visible. Se utiliza para pruebas diagnósticas como la de la tuberculina o ciertas vacunas. Requiere una técnica muy delicada.

¿Por qué es importante?

Un ángulo incorrecto puede provocar dolor, mala absorción del medicamento o incluso daño en los tejidos. Por eso, conocer la técnica adecuada no solo mejora los resultados del tratamiento, sino que también protege al paciente.

Porque en medicina, hasta el ángulo más pequeño… puede marcar una gran diferencia.